navaja en muchas ocasiones en el largo camino de aquellas dos copas que jalonan el historial sevillista siempre estará presente en mi vida cuando me vea cara a cara con la UEFA. Vuelve la competición que cambió el rumbo del Sevilla F.C. esta semana y se nos hace difícil asimilar que nuestro equipo no esté ahí presente, en un grupo no demasiado asequible pero en el que no se hicieron las cosas bien y en el que pasar era una obligación por nivel e historia reciente.Reaparece una competición devaluada para muchos - casi todos- pero que tiene ese sabor añejo de grandes batallas, de emociones encontradas, y no sólo para los sevillistas. Grandes momentos del fútbol europeo se han vivido en esta competición. Remontadas históricas, finales apasionantes, eliminatorias de alto nivel, la eclosión de grandes talentos desconocidos hasta entonces en el panorama internacional. La aparición memorable de Zidane con el Girondins de Burdeos en una competición donde el equipo galo partía desde la intertoto en el año 1995 para perder la final contra el Bayern Munich, la final del 2001 donde el Alavés caía contra el Liverpool en uno de los partidos con un final más trágico que se recuerdan-junto al de la final la de Champions en el Nou Camp-, la victoria en la edición de 2002-2003 en el Estadio de la Cartuja de Sevilla de aquel Oporto mágico con un Deco fuera de nivel … Son tantas y tantas las emociones que me ha causado esta competición que no puedo nunca pasarla por alto.
Uno creció enamorándose del fútbol con las gestas del Español de Clemente y el descubrimiento del Milán de Sacchi, con las remontadas en el Bernabeu, idolatrando a Baggio, “odiando”-más bien enamorándome de ese difícil arte de entender este juego que poseen - a los italianos por su competitividad y por sólo permitir una victoria al resto del continente durante los últimos 80 y primeros 90 en 8 ediciones, la del Ajax de Van Gaal, o descubriendo a equipos que después levantarían la Champions tras mostrar su gran competitividad en la UEFA-como el citado Ajax de Van Gaal, el Oporto de Mourinho, o el Borussia Dortmund de Otmar Hitfield-. Todo esto a través de esta competición, a día de hoy engullida completamente por la Champions.
Por eso celebro la vuelta de la Copa de la UEFA, a pesar de todos los avatares que ha sufrido para perder su encanto. Incluso dentro de la propia federación q
ue le da nombre. Para mí nunca lo perderá, seguirá escribiendo páginas maravillosas en la historia del fútbol y será fuente de grandes emociones para tantas y diversas aficiones del continente. Ahora más modestas pero no menos necesitadas de vivir esas sensaciones.La UEFA sigue siendo ese refugio propio para los que estamos demasiado locos por este apasionante juego fuente de tantos y diferentes estados de ánimo. Con su tradición y enfrentamientos directos. Por eso celebramos su vuelta y más en una semana en la que no convivirá con la Champions y recibirá el enfoque mediático que ella requiera.
Larga vida a la UEFA, esperemos que el cambio de formato que se producirá la próxima temporada no dañe aún más sus cimientos. Todo lo contrario, merece ser reconocida como lo que es.
Una criatura maravillosa.






