Nada que no fuera esperado en el Racing, solidez atrás, velocidad en el contragolpe y altura, en un equipo que podría formar por envergadura un quinteto apañado en baloncesto. La intimidación y el gol que supone la vuelta de Zigic al Cantábrico, junto con un gran trabajo defensivo, fueron suficientes para que los puntos volaran de Nervión con total justicia.
El equipo de Jiménez tiene problemas para convertirse en un local poderoso. Toca en el Sánchez Pizjuan llevar la iniciativa y el peso del partido, generar desequilibrios frente a rivales que repiten sistemáticamente planteamientos-aunque de salida este Racing fue más atrevido y buscó presionar más arriba hasta la expulsión de O. Serrano-,repliegue defensivo y líneas muy juntas. Pero la situación no se resuelve.
Las bajas y la plaga de lesiones suponen un lastre importante. Muchos meses compitiendo con lo justo, sin demasiadas opciones para preparar alguna sorpresa táctica, con jugadores que empiezan a bajar su nivel por la carga de minutos-caso de Squillaci, por ejemplo, que firmó ayer uno de sus partidos menos brillantes como sevillista-. El Sevilla se hace previsible en el Pizjuan y son pocos los argumentos que tiene en el banquillo para resolver situaciones adversas como la de ayer.
GENERAR DESEQUILIBRIOS
En Agosto se escribía aquí
“Una posición será clave en el transcurso de la temporada, la figura del mediapunta. Y para ocuparla los dos hombres de mayor talento individual del equipo, Kanouté y Renato-más la

Deberá ofrecer alternativas a los mediocentros en la creación del juego, otorgar claridad en la salida ordenada del balón desde la defensa o ser el referente en el juego en largo desde la retaguardia. Además tendrá que ofrecer mucho gol en un equipo que, como punto menos claro en ataque, ha tenido en esta pretemporada la presencia en área. Pocos efectivos en posiciones de remate tras el desborde por bandas, esa es la parte menos positiva del equipo y en la que tendrá que ser referencial la llegada del mediapunta”.
Pasaron los meses y los presagios se cumplieron. El Sevilla se atasca ante rivales replegados, falta desequilibrio más allá de las bandas, sobre todo con un Jesús Navas convertido en el referente ofensivo del equipo por su capacidad para generar desborde. Kanouté demostró la importancia capital dentro del engranaje ofensivo en los partidos contra el Deportivo, su capacidad para jugar entre líneas fue devastadora para el equipo de Lotina. Renato, ubicado en posición de mediapunta, lleva mostrándolo todo la temporada, erigido en el máximo goleador de un equipo al que le cuesta el gol.
Ayer ninguno de estos dos jugadores fue referencial en el juego. Si a eso unimos la baja de Navas, el máximo exponente ofensivo del equipo esta temporada, nos encontramos con un equipo falto de ideas y que quiso resolver los problemas como más interesaba al Racing, juego frontal en largo para que su línea defensiva-más de 1,85 de media en altura-creciera en confianza.
¿COMO CREAR DESEQUILIBRIOS?
El Sevilla acaba con 4 delanteros en el once y defensa de 3. Amontona jugadores en campo contrario y acaba en embudo y con balón frontal. Saca artillería pero no se escalona, no crea superioridades y muere chocando contra un muro y presa de la desesperación. El final de la historia es nuevo, pero no la historia en sí. Dificultades para agredir a un rival ordenado y replegado en el Sánchez Pizjuan.
Para solucionar esto hay que buscar alternativas. No encuentra Jiménez una pareja de mediocentros que origine fluidez en el juego, con capacidad para el último pase, o que suba la velocidad de circulación del balón para que aparezcan espacios en rivales con líneas juntas. El equipo sube enteros cuando Renato o Kanouté dan un gran rendimiento en el partido. Pero es necesario algo más.
La vuelta del Laucha puede ser importante, si se

Pero mientras vuelve y se convierte en jugador importante en el once, cuestión que está por ver, la solución pasa por generar superioridades en algunas zonas del campo, sobre todo en los perfiles exteriores. Crear triángulos en posiciones de banda, con los apoyos de Kanouté o Renato, más la participación activa de los laterales doblando a los jugadores de banda. Menos conducción y más escalonamiento, habilitando líneas de pase, para que el juego no se convierta en circulación horizontal hasta que uno de los extremos busca desborde, muchas veces en inferioridad cerrado por dos rivales, o balón frontal a los puntas.
Más juego al espacio y vertical, atacar con más jugadores y con mayor calidad táctica. En una palabra depender menos del talento individual, puesto que este es intermitente y desaparece en situaciones como la actual. Una situación en la que no se rota por la eterna y desoladora plaga de lesiones y en la que la sobrecarga de partidos hace que a los jugadores desequilibrantes no les llegue el físico para marcar diferencias.
Enlaces de interés:
"El "Nuevo" Sevilla de Jiménez, una escuadra más sólida y académica".